Archive for the ‘onirofobia’ Category

Iovis

Thursday, April 17th, 2014

No me quiero terminar el paquete

Siento que si abandono su habitación, nunca podré recobrarla. Quiero esperar a que me consuma la ansiedad, a que los dolores de cabeza me terminen de apuntalar el cráneo y el cuello se me quiebre con el mismo sonido que producen las hojas rotas. No quiero regresar. Quiero aspirar el humo cálido, esconder mi cabeza entre almohadas ajenas, reírme como desquiciada, oír cuerdas vibrantes a media tarde y murmurar incoherencias sobre párpados violetas ajenos. Hay cuatro paredes que no me pertenecen ya, pero mi sombra se sigue aferrando a un espacio-tiempo determinado por el olor a alcohol y el sabor amargo de las píldoras sustraídas a escondidas.

No me permito salir de allí. Me atrinchero en lo indeterminado, no me defino porque (me) es imposible significar algo. Entrecierro los ojos, escindo-inhalo-destrozo los malestares y los transformo en sucedáneos, caracterizaciones y evocaciones sin alma. Todo esto es mío.

Exhalo. El placer de la omnisciencia es una traición esférica. No tengo adónde ir, pero siempre hay estados precisos para perderme. Nunca persevero, no lucho por cosas que no dependen de mí.. Y ahora, que es demasiado tarde, ¿de qué sirve lamentar los daños? Ella no va a volver, él no quiso verme. Los extraño y los detesto, a ambos, pero ya no queda más que hacer.

No puedo dormir, pero el olor de las hojas quemadas me reconforta. Mi cuello se va quebrando, mis tacto se siente frío e impersonal y la gravidez de mi cabello no me pertenece ya.

el Ello

Sunday, March 23rd, 2014

“¿Qué se supone que debo hacer si mi Venus cae en conjunción a un Sol-Marte?”, preguntó con curiosidad. “No tomar la iniciativa”, sentenció la vieja tuerta. La mujer tenía dos lunares que sobresalían por encima de sus párpados secos, los cuales le servían para atemorizar a los sumisos y respetuosos chiquillos que iban a depositarle un par de billetes a cambio de información irrelevante acerca de aspectos irrelevantes.

“Ahh.. Tú tienes a Venus unida a Júpiter en Escorpión, el más infame de los doce”, susurró con voz hueca y tenebrosa al chico más afable del grupo. “El sol cae durante el tiempo en el que gobierna La Balanza. Su señora, Venus, se encuentra potenciada por Júpiter en un signo abyecto. A tu vida llegarán desgracias ocasionadas por mujeres viles”. Dicho esto, se hizo el silencio en la estancia. Otro joven se aproximó a la anciana, quien lo miró con sorna y exclamó “¡Y tú, niño, fobia de Orión y espurio de Marte! Tu hermano recibirá primero lo que es tuyo, y por ello reñirás con tu madre. Antes de llegar a la adolescencia, cuando Mercurio progresado se una a tu Plutón natal, dicho hermano morirá”. Presos del pánico al oír la disparatada profecía, ambos huyeron. Intuyendo lo que me esperaba, pasé a realizar la pregunta:

“¿Qué se supone que debo hacer si mi Sol-Marte cae sobre sus Venus?”

La vieja me miró con desprecio y altanería, pero pronto su semblante se relajó y empezó a reír a mandíbula batiente. “Concebida por Marte, arrogante y temeraria, hija de dos maléfico y escoltada por las luminarias…  Muchos serán tus pesares y pocas tus alegrías. Pelearás tus propias batallas y, cuando no quede enemigo más por exterminar, te empaparás con la sangre que has derramado. Entonces, hurgarás sin remordimiento alguno dentro de las entrañas del Libriano de hace un momento, y te la beberás toda hasta morir envenenada”.